El castillo que no te puedes perder si vives en Dublín…

Muchos turistas me dicen, al poco de llegar a Dublín, que la ciudad no les impresiona demasiado. Yo suelo responderles que todo depende de con qué ciudad comparemos, de qué es lo que busca cada uno y del gusto personal. Debo admitir que cuando llegué a Dublín, allá por el 2013, lo mío fue un flechazo: no sabía qué tenía esta ciudad algo oscura y lluviosa; quizá fue ese toque melancólico que en su día inspiró a Oscar Wilde o Bram Stoker, quizá (y en contraposición a esto) la alegría de sus pubs y la calidez de su gente. Tal vez su música.

 

Pero Dublín es mucho más que eso. Y es que, en mi opinión, mucha gente cree que la capital de Irlanda es ´sólo´ Temple Bar, Dame Street, las catedrales o Grafton Street.
Sin embargo, no todos los encantos de la ciudad se concentran en el
área central. Para todo aquel que disfrute de recorrer sus calles en bicicleta, hay muchos rincones a ´tiro de piedra´ para enamorarse de esta tierra celta.

 

Hoy os quiero hablar de uno de ellos:

 

¿Sabías que el Castillo de Dublín, centro del poder británico en la isla durante más de siete siglos, no es el único de la ciudad?

 

Hace poco visité Drimnagh Castle, aprovechando que queda dentro del rango de 5 kilómetros en el que podemos desplazarnos en el nivel 5 de la pandemia. Y pese a que no pude acceder a su interior, sí que pude ver su exterior y su foso: de hecho, es el único castillo de Irlanda que conserva el foso medieval lleno de agua (eché en falta ver cocodrilos como en las películas, eso sí…).

 


El castillo fue una concesión del rey John I de Inglaterra a Hugh de Bernivale (Barnewell), y estos terrenos pertenecieron a su familia durante más de 4 siglos. Aunque a día de hoy la zona de Drimnagh es residencial, en estos tiempos remotos estaba rodeada de bosques y vegetación.

 

Si la piedra del castillo pudiera hablar, nos contaría historias de batallas entre la familia Barnewell y los clanes irlandeses (como por ejemplo, el clan O´Toole), nos narraría cómo el mismísimo Oliver Cromwell dejó aquí sus caballos en su invasión de Irlanda o nos hablaría de historias de pasión que acaban en tragedia, como la del fantasma que sigue presente en el castillo, llamado Eleonora.

 

No cuesta mucho imaginarse que se trataba de una fortaleza defensiva: la alta torre que se puede ver en la imagen denota que desde lo alto se vigilaba día y noche en busca de la presencia de enemigos en la zona. También el foso resultaba un elemento clave a la hora de entorpecer un posible asalto al castillo (eso sí, e insisto: sigo echando de menos a los cocodrilos…).

 

 

 

Ya en el siglo XX perteneció a una familia de granjeros, hasta que en 1954 lo donaron a una orden religiosa que lo convirtió en una escuela durante dos años (yo me sentiría como Harry Potter si estudiase aquí…¿Seré de Gryffindor?).

 

El Castillo fue restaurado en 1980 y a día de hoy existen visitas guiadas. Pero para ello, antes debemos regresar al nivel 2 ó 3 de la pandemia…¡Me muero de ganas de hacer el recorrido!

 

 

 

¿Y vosotros? ¿Conocíais el Castillo? ¿Tenéis ganas de visitarlo?

 

Igualmente y en cuanto esta situación que vivimos se calme, recordad que podéis poneros en contacto conmigo para una visita guiada por Dublín o por cualquier parte de Irlanda.

 

Os dejo mis vías de contacto:

 

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