Parece que el sol ha decidido asomarse por Irlanda, lo cual siempre es digno de mención y de celebración. ¿Cómo vais llevando la situación actual?
Hoy os quiero acercar una de las leyendas más conocidas de la mitología celta: la historia de Finn McCool y el Salmón del Conocimiento.
Sobre Finn McCool hablaré a menudo, pues es una de las figuras más célebres de la mitología irlandesa.
En concreto, esta historia nos transporta hasta la
Irlanda pre-celta, cuando en la isla convivían seres con poderes sobrenaturales y habilidades mágicas.
Finn McCool era solo un niño cuando fue enviado a estudiar con el druida-poeta Finnegas, el hombre más sabio de toda la isla. Con él aprendió filosofía, matemáticas, artes y astronomía. El joven Finn se quedaba absorto ante los vastos conocimientos de su maestro.
No obstante, Finnegas quería convertirse en el hombre más sabio del mundo, y para ello estaba empeñado en pescar el salmón del conocimiento. La leyenda aseguraba que aquel que probara la carne de este legendario pescado, se convertiría en la persona más sabia sobre la faz de la tierra.
Durante mucho tiempo, los esfuerzos de Finnegas por capturar al pez fueron en vano. No obstante, un día junto al río y tras una ardua jornada de pesca, el druida se percató de que algo había picado el anzuelo. Tras una dura lucha, Finnegas se sintió el hombre más afortunado del universo: había dado con la ancestral criatura.
Sin pensárselo dos veces, el maestro ordenó al joven Finn que preparase una fogata y cocinara el salmón. Este, obediente, hizo lo que su maestro le ordenó. Al poco tiempo de poner el pez junto al fuego, Finn se percató de que una enorme ampolla comenzó a aparecer en la piel del salmón, así que decidió reventarla usando su dedo pulgar. Al estallar la ampolla el muchacho sintió mucho dolor por la quemadura y el trozo de piel del pez que tenía pegado, así que como acto reflejo se llevó el dedo a la boca y lo chupó.
Y así fue como Finn McCool se convirtió en la persona más sabia del mundo, entendiendo el universo, las constelaciones, el pasado, el presente e, incluso, vislumbrando el futuro. En efecto, había sido la primera persona en probar el salmón del conocimiento.
El anciano druida, muy astuto, pudo ver la mirada iluminada de Finn al llevarle el plato a la mesa, y le espetó:
“No hay nada más que yo pueda enseñarte”.
Finn agradeció sus enseñanzas al druida y emprendió su camino para convertirse en toda una leyenda. Una leyenda de la que hablaré próximamente en el blog…
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